jueves, 24 de noviembre de 2011

La falacia Arminiana




Existe una gran diversidad de herejías, unas más evidentes que otras, pero el hecho de que una de ellas sea más destacada no hace a la más simple menos dañosa. Las enfermedades del espíritu tienen todas una sola cura, el Espíritu de Dios. Cualquier intento por sanar que deje fuera la actividad de la gracia del Creador conduce a la muerte, y poco importa lo irrelevante de la dolencia en el alma.

Comparativamente, Pelagio es un hereje más fuerte que Arminio. Aquél negaba la existencia del pecado original, de la caída humana en la representación que nos hiciera Adán. Arminio creyó en la contaminación general del espíritu humano, al punto en que asumió que necesitamos de la gracia de Dios para el rescate de nuestra alma. En apariencia este último se nos muestra más noble que el otro, quizás más corregido que aquél.  Pero secretamente, Arminio guarda en su bolsillo la navaja punzante con el veneno en la punta, y asesina tantas almas como su predecesor Pelagio.

Si Arminio cree en la caída humana en el Edén, no pretende que el hombre esté totalmente incapacitado para su propia recuperación espiritual. Arminio otorga a la raza humana la virtud de ser partícipe en el proceso salvífico, haciéndola colaboradora de Dios. En otros términos, da pie al adagio popular ayúdate que yo te ayudaré. Esta creencia le devuelve al individuo un amplio sentido de responsabilidad sustentado en la capacidad de su voluntad, exaltándole el orgullo de la coparticipación con Dios. De un ser pasivo, incapacitado y muerto, el hombre pasa a ser ahora activo, capaz y sobreviviente de la caída del Génesis con Adán.

Los Jesuitas fueron formados en un cuerpo regular, hacia mediados del siglo dieciséis. Hacia el fin del mismo siglo Arminio comenzó a infestar las iglesias Protestantes. Las doctrinas asociadas con la predestinación estaban prohibidas, no solo de ser predicadas, sino de ser impresas; y el sentido Arminiano de los Artículos fue estimulado y propagado. Ahora la doctrina de la Sola Gratia es vista como traición o herejía, pues el sartén lo creen tener por el mango y han volteado el cocido. (Mateo 24:4-5).  Nuestro llamado es a seguir al verdadero Cristo, al verdadero evangelio, de lo contrario incurriríamos en la maldición o el anatema.

Nosotros conocemos el Cristo del catolicismo romano. Ellos profesan que él es verdadero Dios. El sufrió y murió por el perdón de los pecados. El resucitó, y ascendió a los cielos y viene otra vez. Pero el no es un salvador completo. El Cristo de los católico romanos no puede salvar a los pecadores sin las buenas obras de ellos y la intercesión de los sacerdotes. El no es el Cristo de la Biblia. Nosotros no somos engañados por este Cristo, El es un Cristo falso (Augustus Toplady -1740-1778-  El Arminianismo: El Camino a Roma).

Según la Biblia, a mucha gente no se le anuncia el evangelio, a muchos se les llama, pero pocos son los escogidos. De allí que en Mateo 24:24 se nos aclara que se intentaría engañar -si fuere posible- a los escogidos. Sabemos que no es posible, pero la realidad es que nos reunimos en congregaciones mixtas, repletas de llamados -no necesariamente de escogidos. Es allí donde el arminianismo crece y se propaga como la cizaña junto al trigo. Eso genera molestia porque nos gustaría aceptarlos como tal, ya que comparativamente con el resto del mundo que está totalmente fuera de la iglesia éstos se ven más nobles y más parecidos a las ovejas. Es la misma similitud entre las dos herejías mostradas al inicio: la de Pelagio y la de Arminio. Una se ve más peligrosa que la otra, pero ambas son mortales.

¿Dónde se tuercen las Escrituras en la cultura arminiana? ¿Dónde está la diferencia que convierte en herejía la tesis de Arminio y sus seguidores?  Es allí donde se construye otro evangelio diferente al enseñado por los apóstoles, por lo cual están bajo el anatema prescrito por Pablo en su autoridad apostólica.  He aquí algunos textos de la Biblia que exponen lo que intentamos descifrar: Mucho más amoroso, el otro Dios (otro dios) ama individualmente a todas las personas en el mundo entero, deseando su salvación. Esa benevolencia sin igual lo presenta atractivo para la humanidad en general, negando la historia de la redención que ha sido eficaz y parcial. El Dios de la Biblia pretende y alcanza la salvación de los que han sido escogidos antes de la fundación del mundo, sin miramientos a sus obras. ¿No lo ilustra así Romanos 9, cuando afirma que Dios amó a Jacob y odió (o rechazó) a Esaú antes de que hicieran bien o mal, para que el propósito (de la salvación) se mantuviera por el que llama y no por las obras? (Romanos 9:10-13).  Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad (Salmos 5:5). Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días (Salmos 7:11).  Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece (Salmos 11:5).   Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar (Mateo 11:27).  Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos (Juan 17:9-10). Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos (Hechos 2:47). … y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna (Hechos 13:48). …según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él… (Efesios 1:4). ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria…? (Romanos 9: 21-23).
Podríamos preguntarnos si un gran celo por la obra de Dios nos hace aceptables ante su presencia a pesar de nuestros errores doctrinales. A fin de cuentas, un Dios inmensamente sabio y amoroso es capaz de entender las vicisitudes de los mortales que le buscan y le alaban, reconociendo su magnificencia y nuestra insignificancia. El punto es que la palabra revelada es la única fuente de verificación que poseemos, y en ella encontramos que los judíos tenían celo de Dios, pero no conforme a ciencia (no conforme a conocimiento) (Romanos 10). Esto trae a nuestra memoria un principio jurídico casi universal, el de que la ignorancia de la ley no nos excusa de su cumplimiento.  A la ley  y al testimonio, dice Pedro. Sabemos que ese conocimiento no precede a nuestra regeneración, sino que es dado en el paquete de la redención. Todo aquel que es redimido (nacido de nuevo) conoce que su condición previa era la de un muerto en delitos y pecados, de uno que rechazaba en su corazón el fondo de la ley de Dios (pudo amar incluso la letra, pero ella mata), de uno que estaba en enemistad con su Creador, como consecuencia de la caída federal de Adán. El día que de él comiéreis moriréis, le dijo Dios a Adán, pero la serpiente sugirió que Adán y Eva conseguirían el conocimiento del bien y del mal, llegando a ser como dioses. De esa manera creaba un espantapájaros argumentativo, una falacia circunstancial, pues obvió la sentencia de muerte del Creador. Sabemos que Adán y Eva tuvieron muchos hijos después de su caída, que al final de muchos años murieron físicamente. Pero lo que la Biblia nos aclara desde el mismo Génesis con la actitud de Caín (el primer criminal humano, que era del maligno), con la muerte bajo el diluvio universal, y con los dictámenes de su palabra, es que el hombre murió espiritualmente. De esta forma quedó incapacitado para la medicina, para el médico, para la curación. A menos que el Espíritu de Dios opere el nuevo nacimiento (no por voluntad humana, sino de Dios), el hombre continuará muerto en sus delitos y pecados. Nadie viene a mí si el Padre que me envió no le trajere, dijo el Señor. No ruego por el mundo, añadió en otro contexto. Creyeron los que estaban ordenados para vida eterna, según la cita del libro de los Hechos. La bestia fue adorada por todos aquellos cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo (Apocalipsis 13:8 y 17:8).

La falacia arminiana justifica la elección en la cualidad humana. Esa es la ponzoña peligrosa que se esparce en las iglesias reformadas de hoy día. No obstante, sabemos que a los elegidos no podrá engañar, pues no le será posible. Lo que sí consiguen es marchitar la alegría de poder anunciar la palabra abiertamente como ella misma se pronuncia. En los elegidos Dios produce tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad (Filipenses 2:13), de manera que hemos sido llamados de las tinieblas a la luz, y nadie nos podrá separar del amor de Dios. Pero denunciamos la mentira arminiana como un gran engaño contemporáneo propagado dentro de la iglesia reformada. El propósito de esta denuncia es que aquellos que son llamados y elegidos salgan de allí: salid de allí, pueblo mío dice el Señor en el libro del Apocalipsis. Ese es el propósito de esta exposición, nunca la de eliminar tal droga propagada desde Roma por la vía de los jesuitas del siglo XVI, pues esas cosas tienen que venir para que se cumpla la Escritura en eso de la apostasía y la cizaña necesaria, de las cabras frente a las ovejas, así como la sentencia de que muchos serán llamados, pero pocos los escogidos.

El veneno de Arminio está en que introduce otro evangelio, con una expiación diferente, no solamente mengua el carácter absoluto de la soberanía de Dios, sino que además adapta las exigencias de la ley de Dios al debilitado poder del hombre (R. B. Kuiper, The Glorious Body of Christ, P. 43-44). El arminianismo argumenta que los decretos de la elección y reprobación son posteriores a nuestras buenas o malas obras, y en consecuencia provienen de ellas, como previstas por Dios desde toda la eternidad. En consecuencia el arminianismo ofrece salvación a todos los pecadores, contrario a (Juan 5:21; 6:37-40; 10: 25-30; Fil. 2:13; Is 55:11); presupone el libre albedrío en el pecador muerto en delitos y pecados, contrario a Hebreos 12:2; Fil 1:29; Romanos 9:16; Juan e:3; 6:44; 5:16); asegura que Cristo murió en la cruz por todo el mundo haciendo posible la salvación para cada persona (incluye al Faraón de Egipto, a Esaú, a Judas, a Caín, a los hijos de perdición, a los hijos del diablo, a los destinados desde el principio para condenación eterna), contrariando una vez más textos de la Escritura (Lucas 19:10; Juan 10:14-15,26; Hechos 20:28; Romanos 5:10; Efesios 5:25 Hebreos 9:12; 1 Pedro 3:18). Pero además, el arminianismo cree y pregona que muchos de los que su falso cristo ha salvado se pierden, porque no continúan en la fe. Poco importa que el Cristo de la Biblia da seguridad eterna, pues es un proyecto eterno, una elección inmutable del Padre que no cambia; poco importa que en Romanos 8 leamos que nadie nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús.  Su tesis contraría a Juan 5:24; 10:26, 29; Romanos 8:29-30, 35-39; 1 Pedro 1:2-5; Judas 24-25.

En conclusión, estos Cristos son excluyentes. Son semejantes, pero no más que lo que presupone comparar a Lucifer con Jesucristo:  Lucifer es llamado ángel de luz, lucero de la mañana. Jesucristo es llamado estrella de la mañana. Lucifer era perfecto, Jesucristo también lo era –sólo que continúa siéndolo. Lucifer es príncipe de este mundo, Jesucristo es Rey de reyes. Lucifer es un espíritu, Jesucristo también lo es, en la medida en que Dios es Espíritu. Lucifer busca que le adoren, Jesucristo dijo que el Padre también busca que le adoren (y Jesucristo y el Padre son uno solo). Jesucristo premia y castiga a los que son suyos, Lucifer hace algo parecido. Solamente que Jesucristo dijo en una ocasión, en que el diablo andaba por ahí acercándosele, que él (Satanás) nada tenía en él, que Satanás es padre de mentira, que ha sido asesino desde el principio.

Este ejercicio mental bastaría para demostrar que las coincidencias no unen, pues basta una diferencia en la esencia para que se manifieste la división y separación definitiva. Asimismo, la comparación entre las doctrinas protestantes (ajustadas a la Biblia) y las doctrinas católico-romanas (contrarias a la luz de las Escrituras) no basta para argumentar que es más lo que nos une que lo que nos separa, pues son excluyentes en su esencia. El Cristo del arminianismo es parte de otro evangelio, por lo tanto es anatema.


Tomado de: César Paredes

retor7@yahoo.com

destino.blogcindario.com

Soli Deo Gloria

miércoles, 23 de noviembre de 2011

"El Pacificador"

David Barceló


El pasado mes de octubre, Davido Barceló, estuvo en el Seminario Caray de la ciudad de Córdoba en Argentina, dictando una serie de conferencias en donde presenta los conceptos bíblicos básicos a tener en mente ante cualquier conflicto, y a los cuales todo pacificador se ha de comprometer.



"Planeamiento"

Tema 1 - Glorifica a Dios en tus conflictos
http://www.youtube.com/watch?v=wtYZHE976Yo&feature=player_embedded

Tema 2 - ¿Vale la pena pelearse por esto?
http://www.youtube.com/watch?v=j0qnziSWq74&feature=player_embedded

"Acción"

Tema 3 - Examínate a ti mismo
http://www.youtube.com/watch?v=OT_k_7y8iRQ&feature=player_embedded

Tema 4 - Restaura al hermano con amor
http://www.youtube.com/watch?v=KyRf_ZgLQrU&feature=player_embedded

"Resolución"

Tema 5 - Perdona como Dios te perdonó
http://www.youtube.com/watch?v=nJ2syQ26Hbs&feature=player_embedded

Tema 6 - Vence con el bien el mal
http://www.youtube.com/watch?v=4nU4e1KXozs&feature=player_embedded


http://seminariocarey.com.ar/portal3/index.php?option=com_content&view=article&id=81&Itemid=94&lang=es

viernes, 18 de noviembre de 2011

¿Por qué me siento tan entusiasmado con Las Doctrinas de la Gracia?

1. Estas doctrinas son una sólida confirmación de la fe cristiana.

 Ningún ser humano inventaría un sistema que lastime tanto al orgullo humano. La Biblia fue escrita por muchos autores, en diferentes lenguajes y culturas, en un período de 1.600 años. Sin embargo, sus enseñanzas son teológicamente consistentes, filosóficamente profundas y glorifican en forma suprema a Dios. Los niños pueden captar el punto esencial de la gracia soberana, mientras que los teólogos pueden explorar sus profundidades.
 
2. Dan unidad a la biblia como otros sistemas teológicos no lo hacen.
3. Proveen más datos bíblicos que ningún otro sistema doctrinal.
4. Las doctrinas de la gracia son comprobables y defendibles.
5. No contienen falacias lógicas a diferencia de otras doctrinas.
6. Dan sentido a la escritura, la que de otra forma parece confusa.
7. Las doctrinas de la gracia no explican todos los misterios, pero colocan los misterios donde la biblia los pone.
8. Proveen la única base posible para la seguridad de la salvación.
9. Estas doctrinas silencian la voz de la autocondenación.
La experiencia muestra que una percepción mejorada de Dios y de nosotros mismos tiene efectos muy amplios en la vida de uno. Después de abandonar el arminianismo y el dispensacionalismo, el creyente nunca volverá a orar, adorar o evangelizar como lo hacía antes. Incluso, llegará a pensar de sí mismo de manera diferente.

jueves, 17 de noviembre de 2011

¿Roca o Arena?

¿Cuáles son las características del seudo cristiano o del cristino puramente nominal?


Es insensato, apresurado y superficial. No cree mucho en doctrina ni en la necesidad de entender la Biblia; desea disfrutar del cristianismo sin muchos problemas. No hay que molestarlo con todas las doctrinas y definiciones, anda muy apurado, la instrucción le impacienta y también la experiencia y la dirección. Suele ser impaciente con todo conocimiento verdadero.

Pasando ahora a los detalles lo que busca es agradarse a sí mismo, el yo es el centro de su vida y el yo controla su perspectiva y todas sus acciones. Desea facilidad, comodidad y ciertos beneficios. Por ello se halla dentro de la iglesia. Ha descubierto que en el cristianismo se ofrecen ciertas bendiciones. Se interesa por ellas y desea saber algo acerca de las mismas y cómo obtenerlas. Siempre piensa en función de : ¿Qué puedo sacar? ¿Qué me dirá?¿Qué beneficios me reportará si voy a buscarlo?. No se enfrenta realmente con la enseñanza completa del evangelio, ni desea conocer todo el consejo de Dios.

No se preocupa por estudiar la Palabra de Dios; no es un verdadero estudiante de la Biblia. Quizá tanga cierto interés por la gramática o el aspecto mecánico de la Biblia, pero no se preocupa realmente por conocer el mensaje del Libro; nunca ha querido enfrentarse con toda su enseñanza.

Escoge lo que le gusta y se concentra en lo que le atrae. Le gusta la doctrina del amor de Dios, pero no la doctrina de la justicia de Dios. La idea de la santidad de Dios la repele y por ello nada lee acerca de la misma. Piensa que lo sabe todo acerca de Juan 3:16 pero ni siquiera lo lee adecuadamente. Destaca una parte de este texto pero no le gusta la idea de "no se pierda". No llega hasta el final de ese mismo capítulo tercero donde dice "La ira de Dios está sobre él". Por ello ya sea consciente o no, al leer la Biblia, selecciona y escoge lo que le gusta, y prescinde del resto.

No se enfrenta con todo, nunca desea sentirse infeliz, nunca desea experimentar un sentido de disgusto consigo mismo, un sentido de incomodidad. No le gustan las personas que lo hacen sentir incómodo ni los pasajes de la Biblia que hacen lo mismo y por ello escoge y selecciona. Siempre busca facilidad, comodidad y felicidad, y nunca se enfrenta adecuadamente con la doctrina bíblica del pecado, porque lo perturba y le hace sentirse inquieto.

No desea realmente conocer a Dios. Desea la bendición de Dios, pero no desea a Dios. No desea realmente servir a Dios y rendirle culto con todo su ser; simplemente desea ciertas cosas que cree que Dios le puede dar. No le interesa la justicia; no le interesa la santidad. No desea realmente ser como Cristo; simplemente desea estar cómodo. Es el hombre de la metáfora que desea construir la casa a prisa para poder sentarse en el sillón y disfrutarla. Desea que todo lo suyo vaya bien en la vida presente y venidera. Pero lo desea a su manera y con sus condiciones. Es impaciente, le desagrada toda enseñanza e instrucción que le recuerden que esto no es suficiente si realmente desea poseer un edificio satisfactorio y duradero.