Muchos ven al evangelismo bíblico y al uso de la Ley en el evangelismo como
una manera poco amorosa de compartir el evangelio. La mayoría de personas vive
pensando en que Dios ama a todos y simplemente está con los brazos abiertos
esperando que lo acepten. Es común escuchar que alguien dice que no debemos
predicar el Juicio de Dios, sino de hablar del amor de Dios por el pecador.
¿Qué tal si vemos algunos versos para tener una perspectiva bíblica del tema?
“Los insensatos no
estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad.” Salmos 5:5
“Dios es juez justo, Y
Dios está airado contra el impío todos los días.” Salmos 7:11
“Jehová prueba al
justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Sobre los
malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrasador será la porción
del cáliz de ellos.” Salmos 11:5-6
Porque los ojos del
Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus
oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
1 Pedro 3:12
Dios es amor y ama la justicia (Salmos 11:7), por ello, Dios aborrece al pecado y al pecador,
al malo. ¿Quieres saber lo malo que eres? Mira atentamente la ley moral que
Dios ha escrito en tu corazón: Tu conciencia (Romanos 2:14, Exodo 20). El pecador necesita que esta ley moral le muestre
la verdadera naturaleza de su pecado (Romanos 7:7). Así verá lo en gran manera pecaminoso que es su
camino (Romanos 7:12), y entonces podrá entender el Juicio de Dios que
viene. Y que si es hallado en sus pecados, no tendrá escapatoria (Romanos 3:19-20).
Debemos advertirle que debe huir de la ira venidera, y en ese día lo único
que importará es la justicia (Proverbios 11:4). Dios juzgará a cada hombre con justicia (Hechos 17:30-31). Pero Dios no quiere que ninguno perezca,
sino que todos los hombres procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).
En un momento del tiempo, de tal manera amó Dios al mundo (Juan 3:16) que ha dado a Su Hijo Jesucristo. El pagó por
nuestro crimen en la Cruz. Pagó la multa que la ley pide por la rebeldía, fue
nuestro Sustituto (Romanos 3:25).
Queremos que los pecadores puedan hallar la gracia y entonces que estén en
el amor de Dios que tenemos sólo a través de Cristo Jesús (Romanos 8:39). Por ello, debemos predicarles la Ley de Dios
para que entonces clamen como lo hizo David:
1 Ten piedad de mí, oh
Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra
mis rebeliones.
2 Lávame más y más de
mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
3 Porque yo reconozco
mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti
solo he pecado,Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Salmos 51:1-4
Todo hombre debe someterse al Señor Jesucristo en arrepentimiento y fe, y
se nos ha mandado predicarlo así (Hechos 20.21).
No hay manera más amorosa de preocuparse por alguien que predicándole el
evangelio bíblicamente. Entendiendo esto, sabemos que la frase “Dios aborrece
al pecado, pero ama al pecador” no es cierta. ¡Dejemos los métodos y las ideas
de los hombres! Fundamenta todo lo que crees en un estudio serio de la Palabra
de Dios, y ¡sal a buscar un pecador para testificarle!
En cierta
manera, podría decir que Dios “ama” al mundo, pero no es el amor de un padre
por su hijo, sino un querer ser benigno con el mundo ya que sabe que su castigo
es terrible. Dios se preocupa por el mundo y quiere salvar a todos, pero no
quiere decir que el mundo esté en el amor de Dios, sino que está bajo su Ira
(Salmos 7.11) y Dios los aborrece (Salmos 5:5). Repito, el amor de Dios sólo lo
tenemos en Cristo (Rom 8:39).
Paul Washer
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