
I. SU DEFINICIÓN
La palabra Salvación simplemente significa liberación. En cada caso, tres cosas son dadas por entendidas:
1) La persona a ser salvada estaba en peligro de muerte.
2) Alguien vio su peligro y fue a su rescate.
3) El rescatador tuvo éxito en su misión y salvó la persona de su peligrosa situación. Las palabras: "salvar," "salvado," "Salvador," y “salvación” aparecen muchas veces en la Biblia y tienen exactamente el mismo significado en un sentido espiritual.
II. SU NECESIDAD
La Salvación ofrecida por Dios es necesaria por dos hechos, los cuales cada persona debe enfrentar:
A- El hecho del pecado del hombre.
(Rom 3:23 23) “por cuantos todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”.
El ser humano llega a este mundo con una naturaleza pecaminosa que le constituye un pecador por nacimiento. Esta naturaleza pecaminosa, al tiempo, es evidenciada por pensamientos pecaminosos, palabras, hechos y una actitud de enemistad hacia Dios.
(Rom 5:12) “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuantos todos pecaron”.
(Gen 6:5 5) “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”.
(Rom 3:23) “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”
Es evidente a todos en estas Escrituras que el hombre es:
1) Un pecador, necesitado de perdón.
2) Un perdido, necesitando ser hallado.
3) Un culpable, necesitando el perdón que sólo Dios puede darle.
5) Un muerto espiritual, necesitando vida que sólo Dios puede impartir.
6) Un ciego, necesitando iluminación que sólo puede provenir de la Palabra de Dios.
7) Un esclavo, necesitando liberación de Satanás y del pecado que sólo Dios puede lograr.
El hombre está por lo tanto completamente imposibilitado de salvarse a sí mismo.
B- El hecho de la justicia de Dios.
Dios es santo y debe juzgar el pecado. Él "de ningún modo tendrá por inocente al malvado".
(Ex. 34:6-7) “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”.
Él ha revelado Su odio al pecado y Su sentencia contra todo aquel que muere en sus pecados: el destierro eterno de Su presencia.
III. SU PROVISIÓN
El Evangelio es la buena noticia de que Dios en su infinita gracia ha provisto abundantemente su salvación a través de la persona y obra de su amado Hijo.
Dos cosas son claramente enseñadas:
A- Cristo vino para ser el Salvador de los pecadores.
(Luc 19:10) “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
El Hijo de Dios, igual y eterno con el Padre y el Espíritu Santo, llegó a encarnarse a fin de proveer salvación. Juan 3:16-17; Marcos 10:45; Mateo 9:12-13; Juan 10:11; 15-18.
B- A través de la muerte y resurrección de Cristo, esta salvación ha sido provista, a satisfacción completa de Dios.
Así como Cristo voluntariamente colgó de la cruz, Él asumió la completa carga de nuestras culpas y pecados, cargó nuestros pecados en su propio cuerpo, y murió como sacrificio sustituto en lugar de todos los pecadores. Todo el juicio de Dios contra el pecado cayó sobre Él, y todas las demandas de la justicia de Dios contra el pecador fueron plenamente satisfechas por la muerte de Cristo en nuestro lugar. Dios indicó Su completa aceptación de este sacrificio de Cristo resucitándolo de los muertos y sentándolo a su diestra.
(ICorintios 15:1-4) “1 Además os declaro, hermanos, la Buena Noticia que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que el Ungido murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;”
(II Corintios 5:21) “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”
(IPedro 2:24) “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”
(Isaías 53:5) “5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
(Hechos 4:10-12) “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesús, el Ungido, de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
IV. SU CONDICIÓN
Puesto que Cristo ha cumplido, por el sacrificio de sí mismo, toda la obra requerida para la salvación del pecador, ¿qué debe hacer el pecador a fin de experimentar esta salvación?
A. Debe arrepentirse.
Arrepentimiento consiste simplemente en un cambio de mente, que resulta en un cambio de actitud hacia el pecado, el ego, el Salvador y la salvación, que se evidencia por un cambio de acción.
(Luc 13:3) “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”.
(Hch. 20:21) “testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”.
La convicción de pecado dará lugar a un fuerte deseo por la salvación; el orgullo pasará a la humildad; la auto-satisfacción se convertirá en una franca confesión de incapacidad, desesperanza y reconocimiento de una condición merecedora del infierno.
B. Debe creer el Evangelio, el testimonio de Dios concerniente a la Persona y obra de Cristo.
(1 JUAN 5:9-10) “Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo”.
Como perdido y culpable pecador debe creer que Cristo murió por él, individualmente; que Cristo cargó sus pecados, tomó su lugar y, por Su muerte, cumplimentó toda la obra necesaria para su salvación.
(Rom. 4:5 5) “más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”.
C- Debe aceptar al Señor Jesucristo, por un acto definitivo de su voluntad, como su Salvador personal, y de ahí en adelante como supremo Señor de su vida.
(JUAN 1:12) “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;”
(JUAN 3:16) “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
(JUAN 5:24) “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”
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